Andalucía es una tierra de contrastes. Sus diferentes colores, texturas y paisajes le causarán una fuerte impresión; las mas típica de las regiones españolas, su pasión, historia, su luz, embrujan y encantan a quien la visita por primera vez. A veces puede resultar sorprendente, pero Andalucía nunca se hace monótona, siempre despierta sentimientos en toso sentido, El desarrollo de la modernidad puede que haya limado algo de la autenticidad y exclusividad de la región, pero al adentrarnos en el campo, las montañas o una aislada zona de costa, el inconfundible sabor y ambiente del sur de España se respiran con fuerza. Cautivados por el estimulante brillo que baña la Costa de la Luz y su interior, todo parece mas claro, su belleza se ve realzada.
Andalucía también es fascinante por su rica variedad de climas y paisajes, haciendo que sus reservas naturales estén entre las mejores de Europa. Uno de los mejores es el Parque Natural Los Alcornocales, una gran extensión apenas poblada que abarca 170,025 hectáreas y que se halla al noreste de Tarifa. Aquí, los pueblos se encuentran muy dispersos y la extensión vegetación salvaje se ve interrumpida ocasionalmente por aldeas o por alquería solitarias. Incluso la propia agricultura ha causado poco o ningún impacto en este paisaje típicamente mediterráneo, estando restringida principalmente a pastos para ovejas y a fragantes huertos de cítricos. Esta es una zona de laderas cubiertas de bosques que descienden hasta campos y valles verdes, salpicados ocasionalmente por el calor de las flores silvestres, que florecen bajo un cálido cielo del sur.
Los colores, texturas y ambientes de este paisaje cambian con las estaciones, mostrando un espectáculo diferente en cada visita que se realice; en primavera, la famosa floración de los almendros y flores silvestres infunde un nuevo espíritu, mientras que el denso verde del verano se tiñe con los tonos melancólicos de la caída de las hojas en otoño. Desde sus fuentes en las cumbres de la Serranía de Ronda, el rápido fluir de los arroyos de agua fría y cristalina baja en forma de cascadas hasta formar estanques naturales para después alcanzar una fase mas madura rió abajo. Durante milenios, estos cauces han esculpido una serie de estrechos valles fluviales, llamados canutos, que caracterizan la topografía del parque.
Los Alcornocales debe su nombre a las vastas extensiones de alcornoques que dominan el paisaje y hacen que este sea el mas extenso de los bosques Mediterráneos de Europa. A los alcornoques y acebuches se añade además una de las concentraciones mas ricas de palmitos, rododendros y álamos blancos. Junto con los robles turcos, brezos, madroños y arrayanes, añaden color y claridad a la endémica flora de esta parte del mundo. Las especies de laurisilva que se han preservado en el microclima del parque constituyen un fascinante y poco frecuente vestigio de la vegetación propia de periodo Terciario. Gracias a su magnitud y su generosa vegetación, Los Alcornocales sirven de hogar a un gran numero de liebre, faisanes y perdices, así como a importantes comunidades de ciervos, corzos, zorros, ginetas, mangostas, nutrias, comadrejas, gatos monteses y tejones. Si miramos al cielo podremos divisar las poco comunes águilas imperiales o los buitres egipcios dando vueltas en las alturas, mientras una rápida mirada atrapara el inesperado revoloteo de un halcón peregrino o de un gavilán.
A tan solo una hora de Tarifa, el Parque de los Alcornocales ofrece a los amantes de la naturaleza todo el espacio, belleza y serenidad naturales que puedan desear.